El collado que siempre me ha influenciado y es la insignia del Valle de Chistau se llama Collado de Sahún.
Desde aquella mañana que al despertar lo vi por primera vez no ha dejado de crear un magnetismo especial en toda la montaña.
La montaña que más me ha influenciado del Pirineo ha sido el Cotiella por la luz del Sol que hace llamear su cumbre desde muchos kilómetros a la redonda.
Una vez en Plan, el magnetismo procede del Collado de Sahún. Y desde Gistaín también, excepto que hay una rara variable observando la montaña de San Juan de Plan con la vista en el valle del Ibón del Sen, que parece roto o quebrado entre las montañas que forman en el paisaje una afilada sierra con las Espadas y los Tucónes.
Cuando tenía dieciocho o diecinueve años, fui a la Alpujarra granadina a pasear por primera vez por la alta montaña del sur de Sierra Nevada.
La capital de la comarca se llama Órgiva, un pueblo donde no permanecía mucho tiempo por la gran cantidad de hippies que anidaban por allí.
A Órgiva llegué muy de mañana en un autobús procedente de Motril y en la misma parada había unos cuantos bares donde desayunar.
Al dueño del bar donde desayuné, por la cuestión que sea, le parecí muy jovencillo (no me creció la barba hasta los veintiseis años y gastaba cara de niña). Apostado en la pared de la calle esperando el autobús que me llevaría a los pueblos de la alta montaña, me preguntó si iba a subir a la sierra.
Sí, iba a subir. A caminar por la sierra por primera vez en mi vida. El hombre más grande y alto que yo me enseñó dos frases. Una decía más o menos "Ten fuerzas para ir y guarda fuerzas para volver". Esta frase la he tenido siempre bien guardada en mis armarios cerebrales.
La otra es más difícil que me acuerde porque no fui capaz de retenerla a lo largo de cuarenta años en mi mente sin que se perdiese en algún rincón. Más o menos venía a decir "Por la mañana ir a la montaña y por la tarde regresar de la montaña".
Lo que pasa que me lo dijo con habla granaína y yo soy almeriense de nacimiento. Por supuesto no la dijo tal como yo la digo, no puedo recordar cómo la dijo.
También me dijo otra frase relativa a las capas de hielo falsas que se crean por las sendas. Los chistavinos que caminan periódicamente por las montañas de Chistau saben a qué me refiero.
Son placas de hielo que parecen pegadas al suelo pero en realidad por debajo están sueltas y son un verdadero peligro porque en cuanto las pisas, puede ocurrir que la placa se deslice y viajes rápidamente subido en ella cayendo por un barranco.
Años antes de conocer Chistau, tenía una amiga en Gavarnie. Fui a visitarla una navidad y me entretuve tanto por el camino que no llegué a Gavarnie y me la encontré bajando en el trasbordo de líneas en Pierrefite yendo para Olorón.
La noche antes de subir para arriba, fui invitado por un belga en un bar de Olorón Sainte María y conocí a un montañero que tenía todo su cuerpo marcado, cruzado de cicatrices muy bien cicatrizadas.
Ocurre que la piel de las cicatrices es más blanca y se diferencia de la del resto del cuerpo. Y contó que fue a la montaña y pisó una placa de hielo yendo por un lugar complicado.
Yo no sé hablar francés y a pesar de ello lo entendía perfectamente. Pisó una placa de hielo y se deslizó por la vertiente de un barranco inclinado todo para abajo chocando con todas las rocas.
El collado de Sahún fue el primer lugar donde Pepe Ruché me envió a correr para que conociese el valle. Me habitué a subir allí a contemplar el espectacular paisaje.
Calculé que tenía una media de 6,5% pero gracias a uno que estuvo el año pasado con su bicicleta haciendo recorridos por el valle, ahora sé que tiene una media superior a 8%.
Esto dignifica aún más mis ascensos y los grandes esfuerzos que realizaba para llegar arriba en 43 minutos partiendo del puente de las piscinas de Plan, sobretodo con los cambios de altitud bruscos que suceden tras dejar atrás el cruce a Barbaruens.
La primera vez que subí corriendo quedé magnetizado por la Sentina, el extraño valle que se dibuja y confluye con el barranco Marradetas. Uno va subiendo y ve como se producen cambios en el paisaje de la Sentina que acompaña hasta coger el desvío hacia Chía y el barranco Marradetas te impide verla.
Alguna vez tuve la fantasía de bajar del Collado de Sahún montado en algún artilugio chorreándome por encima la nieve seguro de que me llevaría hasta el puente de Madera del río Cinqueta.
Pero hay un extraño nudo que parece una catarata o una caída en la parte baja del barranco de la Sentina, antes de desembocar en el barranco de la Simierre, que a veces no lo podía cruzar cuando bajaba corriendo del Puerto de Sahún, por llevar mucha agua o por formarse capas de hielo.
Desde Plan se ve un pico en forma de pirámide por donde corría al girar a la derecha abandonando la pista hacia Plan justo antes del cruce a Barbaruens para cruzar el barranco de la Sentina y coger la pista de San Juan de Plan.
Ni qué decir que en épocas de heladas las placas de hielo las cruzaba agachado o echado al suelo cuando me las encontraba en medio de la pista.
Era mi forma de impedir un resbalón y malas caídas. Un porrazo siempre puede llevar al desmayo. A perder el sentido y la noción del tiempo. A desorientarse y a perderse. O a escurrirse por un barranco y quedar desaparecido si la gente te busca.
Me contaron que el Collado de Sahún es municipio de San Juan. Entonces ¿por qué no lo llamaron Collado de San Juan?. La cima de la calzada en dirección a Chía es municipio de San Juan.
He observado que el Parque Nacional Posets-Maladeta ocupa una parte importante de los municipios en cuestión. También pensé que el Urdiceto pertenecía a Gistaín y resulta que tampoco pertenece a Bielsa sino a Parzán pueblo asociado a Bielsa.
Finalmente sé por qué se llama Collado de Sahún. Y es por la gran influencia del término municipal de Sahún en el Valle de Chistau hasta el punto de ser familiares.