domingo, 16 de abril de 2023

Los debates secretos en la terraza del hotel a la sombra de la Peña Mediodía. Valle de Chistau, Pirineos de Huesca.

Esta es una historia no apta para personas monógamas. Me acuerdo la bronca que me echó un monógamo convencido que andaba por el pueblo los veranos y a veces también los inviernos con su preciosa mujer.

No le gustó mucho que me declarará a mí mismo jovencete de cuarenta años con muchas ganas de ser papá de una familia súper numerosa. Y como entenderán nunca llegaríamos a estar de acuerdo, principalmente porque el individuo ponía en juego mis intereses reproductivos en clave poligamia para privilegios de sus intereses en clave monogamia.

El hombre soñaría con que fuese su yerno sin haber sido ni tan siquiera amante o novio de su hija. Hasta tenía un plan diseñado para mí que consistía en hincharme de trabajar a destajo y tras el trabajo quietecito, calladito y que me estuviese tranquilito viviendo una vida plácida con las manos metidas en los bolsillos mientras la parienta hacía sus cosas y movía los hilos.

Siempre he sabido que estoy loco. !Ni lo dudo!. Estoy seguro cien por cien que me faltan unos cuantos tornillos que nunca tuve o que fui perdiendo por los caminos. 

Pero soy especialista en distinguir panaceas mentales en personas muy necesitadas de pasar chequeos en el psiquiátrico.

También estoy especializado en saber de dónde proceden los contextos educativos que nos imponen a los críos en las escuelas y de jóvenes en los institutos y universidades, conceptos con los que nunca he estado muy de acuerdo. 

Como pensador trituradora calidad tipo A, en base a mis conocimientos sobre la educación que recibimos desde niños y la diferencia sustancial con la de las niñas de este país de majarones, aclaro que por mucho que hicieron funcionar la lavadora para lavarme los sesos, nunca pudieron blanquearme la corteza cerebral ni blanqueando con blancura azulada.

Quien sienta curiosidad por conocer con detalle la procedencia de los sistemas educativos, les aconsejo que lean a los supuestos insignes librepensadores Menéndez Pidal y Menéndez Pelayo flanqueados por un montón de pastillas de Ibuprofeno de la mejor calidad.

El primero fue un filólogo, historiador, folclorista y medievalista creador de la escuela filológica española y miembro erudito de la generación del 98. 

El segundo​​ fue un escritor que ejerció como filólogo, crítico literario y historiador de las ideas (Juas juas juas) además de político (otro vividor). 

Y los dos son existenciólogos en los que se basan las teorías educativas españolas que se imparten junto con el catolicismo, para crear infortunio y alineamiento en las personas más humildes. (Soy creador de la Existenciología).

Como muchas otras veces que mi amigo Aurelio venía al valle, iniciamos un encantador debate un precioso día de verano en la terraza del hotel con vistas a la peña Mediodía que hablamos de la familia y los hijos.

Que conste que he oído a lo largo de mi vida a muchas personas con suma paciencia y mutuo interés. Pero aborrezco las prácticas de quienes me dictan lo que tengo que pensar y lo que tengo que hacer. Y cuando pierdo el interés por lo que me dicen sin consiguir captar mi atención, odio muchísimo que actúen con violencia echándome una severa bronca de pura amargura que no les cabe en el alma.

Sin embargo las personas como mi amigo Aurelio son exquisitas y dialogantes, es un placer hablar con personas así de cualquier tema, incluso sobre noviazgos y relaciones matrimoniales y un larguísimo etcétera.

Me contaba que tenía calculado que si me casara justo en aquel momento de entonces, en cuatro años podría llegar a tener tres hijos con quien sería mi mujer. 

Yo le expresé que esos cálculos tenían bajo mi punto de vista una serie de fallos no visibles para mí. Sin embargo yo pensaba que mis cálculos saldrían bien si me casara con tres mujeres. Cada año una de ellas me daría un hijo, lo que multiplicado por veinte años serían veinte hijos. Así llenaría la comarca entera con mi descendencia.

"Pues no te lo van a permitir"- me decía Aurelio. Y yo le daba la razón. Y me ponía de un triste tan amargo que pedía una cerveza detrás de otra para distraerme de echar unas lágrimas. 
¡Qué aburrimiento de vida vivir la vida cotidiana!.

Para mí la culpa la tienen Menéndez Pidal y Menéndez Pelayo. Sus teorías llenan los centros educativos de todo el país alineando a las personas con las leyes monógamas copiadas al dictado por políticos corruptos y sinvergüenzas haciendo casito a individuos con sotana con el objetivo primordial de controlar a los hombres fértiles que no necesitan de fertilizantes.

Hoy día yo sigo esperando que se legalice la poligamia y dejen de meter polígamos en la cárcel. Insisto que aunque tuviera noventa años, intentaría casarme con tres chavalitas guapas y llegar al menos a tener diez hijos antes de vestirme de astronauta para volar de viaje por el espacio hasta la luna Europa o al planeta Titán.

Los debates secretos en la terraza del hotel a la sombra de la Peña Mediodía. Valle de Chistau, Pirineos de Huesca.



Para las personas con problemas de visión tenemos este audio vídeo donde puede oír el contenido completo del artículo. 👇👇



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