domingo, 26 de mayo de 2024

La bicicleta de carretera de Nacho Ruché

Tengo muchas cosas que recordar sobre mi vida diaria en Plan. Me gustaba tomar café en el hotel Mediodía si estaba abierto, y después de todas formas tomaba más cafés en Ruché el resto de la mañana cuando no tenía trabajo.

A veces tenía que ir a arreglar papeleo al banco de Aínsa o comprar algún artículo deportivo, o simplemente por darme un paseo y romper con la monotonía de entrenar en los recorridos habituales.

Una forma de ir a Ainsa para romper cuando no tenía cálculos matemáticos científicos en la cabeza, pasaba por coger la mochila espaldera al amanecer y hacerme los 40 kilómetros corriendo, en un rodaje de aproximadamente tres horas que me encantaba. 

Otra forma de ir a Aínsa para romper cuando no tenía alguna ecuación física calculando en mi cabeza, solía surgir de repente cuando tomaba café en Ruché. 

- Nacho, préstame la bicicleta que necesito ir a Aínsa.

- Oye, tío!. La bicicleta está detrás, tío. Oye, tío, canalla!. Detrás tienes la bici, tío!... - bromeaba Nacho.

Y yo comprobaba que las ruedas estaban bien de aire, me agarraba al manillar y con mi mochila en la espalda cogía la carretera para Salinas. Guiado por mis sensaciones físicas, tardaba aproximadamente una hora en recorrer los 40 kilómetros hasta Aínsa. Y a veces incluso me daba una vuelta recorriendo los 7 kilómetros hasta Boltaña sin ninguna prisa por volver.

Una cosa rara es que la bicicleta de carretera de Nacho Ruché me quedaba muy cómoda, como hecha a mi medida y me resultaba facilísimo pedalear incluso regresando a Plan, subiendo las cuestas por los túneles de la inclusa con muchísima facilidad para plantarme en el pueblo casi sin darme cuenta, de vuelta y tomando café en el bar.

Nunca conté, por no darle importancia, que un día que volvía a Chistau admirando el paisaje y el río Cinca tras salir de Aínsa, me pasó de golpe casi rozando un ciclista con una bicicleta que dejaba la bicicleta de Nacho como una antigualla.

El individuo gastaba maillot y culote francés. Yo malla de atletismo y una camiseta corta debajo de la sudadera. Y en la espalda llevaba poca cosa.

No me gustó mucho la actitud, moví la palometa piñonera de la bici y me puse fácilmente a rueda del ciclista francés sin esforzarme ni sudar. Así pasamos por Labuerda como un suspiro, incluso vi el coche de Alberto Bosque salir de la carretera y aparcar en Turmo.

Más adelante vi pasar a Colis en dirección a Aínsa con su furgoneta blanca. Seguramente no se fijó en mi porque iba a rueda del francés, que de vez en cuando me miraba a través de sus gafas de ciclista frunciendo el ceño un poco mosca.

Pasamos por Escalona y dejamos atrás el paisaje que se ve Laspuña. El francés se dejó pasar y se puso a mi rueda, y así pasamos Puértolas, el restaurante de Quino y Lafortunada. 

Cuando llegamos al desvío de Chistau pensé que el francés se iría para Bielsa. Me quedé muy sorprendido que siguió a mi rueda. Pero antes de los túneles de la Inclusa y el desvío a Saravillo, se había quedado rezagado unos treinta metros.

A pesar de eso me siguió por los primeros túneles distanciado cincuenta metros. Pero cuando crucé el puente de Plandescún no lo vi salir por la boca del túnel, ni cuando recorrí el largo de la recta que se ve desde el túnel de la presa. 

Llegué a la puerta del bar y dejé la bici fuera. Me senté y le pedí a Nacho un café. Me dijo que había vuelto muy rápido. Miré mi pulsómetro reloj y me sorprendí que ni con la sudadera había sudado.

Creo que ocurrió en el 2001. En aquel entonces supe cómo tiene que entrenar un ciclista profesional. 

En Málaga me he acordado muchas veces del hermano ciclista del marido de la hija del hotel Pirineos, que quiso batir el récord de la hora. 

Tal vez no tenía los conocimientos que me refiero, ya que en el ciclismo de élite no es sólo ciclismo lo que esconden los secretos sobre entrenamiento.

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sábado, 25 de mayo de 2024

Cuál es el verdadero nombre del Valle de Chistau?.

Una de las cosas que vi durante mis viajes, son las formas lingüísticas que cambian a la misma velocidad que los paisajes.

Les podría contar un recorrido impresionante que realicé cuando tenía 24 años y los grandes cambios lingüísticos que experimenté.
 
Un ejemplo es que estuve en Jaén unos días saludando a unos amigos que aunque no lo crean, tenían un habla diferente a Málaga, Almería o Granada en los dejes, las terminaciones de las frases.
 
En redes sociales un señor llamado Toni me ha preguntado si el Valle se llama Gistau. Y pregunto: El Valle de Chistau se llama realmente Valle de Gistau?. 

Lo único que sé es lo que me han enseñado los amigos del valle. Cuando he tenido alguna duda, siempre hubo alguien que me abría el libro gordo Chistavino para responderme.

La pregunta ha despertado mis inquietudes por la lingüística. He recordado aquellos viejos mapas de papel que usaba para guiarme y orientarme.

He contado en alguna ocasión que yo solía dibujar con bolígrafo o lápiz una estrella ⭐ señalando los lugares que ya había visitado o estaba a punto de visitar.

Iba mucho a Bielsa, Benasque y pasaba por Ainsa continuamente. En el mapa tenía marcado Plan pero nunca ido, no sé por qué. 

Así que el día que llegué a Plan por la noche, había estado un par de días en Benasque apuntándome a la medio maratón. 

Después caminé dos o tres días hacia Graus con todo mi equipaje para llegar a El Grado y ir por primera vez a Chistau.

Alguna vez se han fijado en las terminaciones lingüísticas de cada población?. A mí me emociona.

Imagínense entrar en el Valle por primera vez en la furgoneta de Antonio Vila Bielsa (en la otra iba su hermano), y leer por la carretera Saravillo o Sarabillo, Sin, Chistén, San Chuán, Señes, Serbeto o Serveto, pantano de Plandescún.

En la acampada de Plan observé en mis mapas el nombre Valle de Gistau. En otro mapa Valle de Gistaín escrito por encima del Puen de Pecadors. Y así todos.

Cada mapa colocaba el nombre mal situado o como le gustaba, y no pasaba nada. Y fue ver el mapa de Manolito Buisán en el hotel Mediodía y no cansarme nunca de admirar ese trabajo.
Es como si ustedes vienen a Málaga y  leen los nombres de los pueblos que personalmente a mí no me gustan: Benalauria, Benagalbón, Benalmádena, Benahadux, Genalguacil, etcétera. 

Si miran los nombres de mis raíces alpujarreñas lo mismo hasta les parece bastante diferentes: Alboloduy, Pechina , Gádor, Viator, Níjar, Rodalquilar, Busquistar, Carataunas, Fondón, Pampaneira, Capileira, Ferreirola. 

Y los nombres chistavinos: Puyadase, Lardana, Tuca, ibón, Urdiceto, Feneplan, Zinqueta, Marradetas, Colladeta, Suelza, Yerri, Cotiella, Millares (como el poblado almeriense con una antigüedad de 6 a 7 mil años).

Cómo se llama realmente el Valle de Chistau?. 

Para compensaros, ha respondido Antonio Vila a Toni: "Valle de Gistau, pueblo de Gistaín. Así es si hablamos en castellano. Si hablamos en el dialecto chistabín el valle sería Chistau y el pueblo Chistén."

Y Toni ha contestado a Antonio: "Que se quede en vuestro idioma."

Pa mí siempre será Valle de Chistau.


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sábado, 18 de mayo de 2024

Nos iremos y Chistau seguirá sin nosotros millones de años

"Nos iremos y Chistau seguirá sin nosotros millones de años." Esta frase la ha dicho Tío Manolito en una foto panorámica tras el vídeo de los restos de una paella en una paellera para doce personas.

Saben?. Esa frase me ha llegado muy profundo. Más abajo les pondré un poema que habla de las cosas a las que tuve que renunciar para defender el tipo de vida que he llevado durante cuarenta años.

Podía haberme ido tan lejos que hubiera desaparecido la opción de regresar. Quizás me hubiese convertido en un mercenario. Salir de mi esfera de protección me hubiese cambiado por completo. Yo no tenía miedo y me detuvo que no quería matar de pena a mi madre.

Quería escuchar los sonidos del mundo como aquel que se aventuró a cruzar el desierto arábigo completamente sólo y sobrevivió. 

Dentro de millones de años nosotros no estaremos pero estará Punta Suelza. Dentro de millones de años nosotros no estaremos pero estará la Peña Mediodía. No estará Plan ni San Juan ni Gistaín ni Saravillo ni Sin ni Señes ni Serveto.

Dentro de millones de años la Antártida será parte del continente americano. Australia será parte del subcontinente indio. Dónde estarán los Pirineos del Valle de Chistau?.

Estuve más de una década cuidando a mi madre y las evoluciones de mi padre. Cuando murieron habían pasado catorce años. 

Quienes entienden de política saben que el bienestar de un país se mide por el valor de las pensiones mínimas que otorgan los miserables que rigen el Estado. 

Que nadie piense que no he querido llevar flores a los amigos chistavinos que ya no están. 


El duende social

He perseguido el amor 
enamorado del mundo y de la vida,
prematuramente despierto,
escrutando horizontes
que todos negaban.

Soñé con oír los sonidos del mundo,
tildado de loco 
por la insatisfacción y el absurdo
de cultos, incultos y hostigadores,
que con los años se han unido
al descubrimiento 
de conocerse a sí mismos
y andar los caminos.

Sigo absorto y soñador 
en la contemplación del Todo,
sin que se calmen mis inquietudes
y mi ansiedad de abarcar.

Dejé ir los amores 
y les he llorado sus miserias,
el humillante orgullo social
y el reproche hacia la libertad.

Anidan en mi los sonidos del mundo,
tildado de loco realicé mi sueño
dejando ir los amores
y llorando sus miserias,
y sigo absorto en mis inquietudes
con ansiedad de abarcar.


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miércoles, 8 de mayo de 2024

Los 25 kilómetros de la carretera de Plan a Chía

Los 25 kilómetros de la carretera de Plan a Chía siempre ha sido un raro proyecto difícil de sostener. Su mantenimiento requiere actuaciones semestrales que cuestan un desembolso importante de dinero.

En la época que reasfaltaron la carretera local de plan a Chistén, creí haber escuchado que costó un millón de pesetas cada cien metros. Y hubo desacuerdos porque la empresa que prestó el servicio no quiso acabar doscientos metros por salirse del presupuesto.

Creo que he contado que me guiaba durante mis viajes por tres mapas diferentes porque la información de caminos y carreteras de un mapa podía no ser tan precisas, y cada mapa me ofrecía información distintas y variada.

En dos de mis mapas la supuesta carretera Plan - Chía era una vía nacional que incluso tenía su numerito. Así que imagínense el día que llegué a Plan encontrarme que la supuesta carretera nacional era un carril no apto para autocares.

Por eso digo que la ruta, de ser asfaltada, tendrá asegurada un fondo de mantenimiento. No hay nadie que ignore que el desgaste del recorrido a Chía, sufre cada temporada invernal cambios importantes que cuesta lo suyo reparar y abrir siendo un carril. Costará el triple si hay que reasfaltar.

Yo no lo veo tan claro, como no veo claro tan claro que se haga una carretera por el otro lado de los túneles del desfiladero de la Inclusa de la carretera Plan-Salinas. 

Estudiaba delineación y diseño en el instituto de Maestría Industrial en el año 1975 cuando la palmó Franquito. Yo tenía recién cumplidos los 14 años y empecé a hacer la piarda porque con los profesores de aquellos tiempos no se aprendía nada, pero con los de hoy menos que nada.

No tenía futuro llegar a ser ingeniero con semejante especímenes por los sobresalientes a los hijos pijos de los papás pudientes. Lo digo por si algún ingeniero se le ocurrió la idea de trazar otra carretera por el lado opuesto. 

Como yo soy más inteligente y observador, os doy la idea de seguir las etapas del Giro de Italia, ciclismo de lujo, que además, ayer, en la etapa de montaña por Liguria que bajaba de la alta montaña para recorrer los altos acantilados de la costa genovesa, se veían ideas de túneles o terraplenes anti desprendimientos. 

Yo pienso que los túneles de la Inclusa son un vestigio del pasado que en parte, no tiene por qué perderse. Pero si hay que agrandar los túneles para que tengan más espacio, se requiere de tuneladora y refuerzo para ahondar en la montaña y no al borde del río Zinqueta.

Y que todos sabemos los puntos exactos donde se producen desprendimientos. Lo que no entiendo es por qué nunca se construyeron terraplenes como los que veo en el Giro de Italia y el Tour de Francia.

Ocurre como en mi tierra, que está la antigua carretera nacional que popularmente se la conoce como El Cañarete, entre Almería y Aguadulce, que en tiempos del Franquito tenía más de dos mil curvas en sus 14 kilómetros aproximadamente, que de toda la vida se sabe exactamente dónde se producen desprendimientos, pero gastan el dinero en colocar redes en vez de terraplenes.

Y resulta que he encontrado una empresa especializada: Tierra Armada.

Tierra Armada ofrece soluciones estructurales de ingeniería tanto pasivas como activas que mitigan el riesgo de desprendimiento de rocas y controlan los niveles de daños.




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viernes, 3 de mayo de 2024

Trabajar en la cocina como medio de vida. Recuerdo de otros tiempos

Tengo una historia que contar sobre mi niñez, adolescencia y juventud, en los bares y cafeterías que tuvo mi padre, trabajando en cocinas profesionales. 

Esta historia va dirigida a aquellos amigos y vecinos que trabajan incansablemente en la hostelería en el Valle de Chistau. Y como bien pueden suponer, describo aquello que me pasó y mis vivencias desde mi punto de vista.

Siendo un niño de apenas siete años, ya pelé patatas y corté cebollas en una cafetería restaurante de mi padre cuando no tenía escuela. Pero también compaginé con larguísimos días que cualquiera que me quisiera encontrar, sino no estaba en la cafetería, es porque estaba en la playa.

Mi vida era estar en la playa, cosa que no me impedía cortar patatas y pelar cebollas en la cocina cuando se esperaba mucha clientela.

Una cosa que aprendí con las duras presiones de mi padre, es que no trabajo si no se me paga, ya que él no me pagaba nada, y eso no me tenía nada contento porque aunque yo no diga nada, no voy a olvidar nunca.

Trabajé con mi padre componiendo los menús y las cartas a mano. Tengo una letra impecable que me sirvió para rotular los menús y cartas en pizarras gigantes para que los guiris de Torroles (Torremolinos), se sintieran atraídos y entraran a comer.

El problema es que no me pagó nunca por todo ese trabajo ni una sola vez. Repartía entre todos el bote que yo percibía como las sobras.

Me encantaba trabajar en cocina y con 16 años entramos a trabajar en el hotel Rubens de Benalmádena Costa, que hoy se llama hotel Goya. Allí me abstraía haciendo trabajos de pinche: limpiar pescado, cortar patatas, limpiar carnes, etcétera.

Cuando más abstraído trabajaba, de repente mi padre me estaba dando una paliza, humillándome delante de los demás pinches, cocineros, camareros y limpiadoras. A pesar de sentirme dolorido, nunca me sentí humillado, no pudo conmigo y me gustaba mucho trabajar en cocina.

Cuando salimos del hotel, tuvimos otros negocios y allí me demostré a mi mismo que podía hacer 20 tortillas españolas consecutivas en 20 sartenes. Y no solo una vez, sino muchas veces. 

En agosto de 1979 cumpliría 18 años y fue cuando cogí la mochila y me fui de mi casa por primera vez, no sería la única.

Ocurrió que trabajaba en un negocio de mi padre en el centro de Torremolinos desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la tarde ininterrumpidamente. No percibía ni una sola peseta.

Sufría acoso de los camareros incluido un familiar. Todos con una cara de marimoñas casados que tiraba de espaldas. Ya por entonces me decían "guapito de cara" y se ve que ellos eran más bien feotes. 

Pero claro, cuando mi padre llegaba a las 11 de la mañana todo irritado le contaban cualquier cosa chunga de mí, y él en vez de defenderme, me tiraba la olla ardiendo por la cabeza, burlándose y dándome patadas en las piernas me hacía salir al salón para que la gente me viera, y se reían todos que algunos eran amigos de mi padre.

Años después ya nadie me podía controlar, viviendo en tienda de campaña en la playa de Maro como en otras playas y lugares, cocinaba ollas de lentejas y todo tipo de potajes para los amigos. 

Fue cuando pude comprobar que mi cocina gustaba muchísimo a la gente. Cada día en la playa me proveían de una olla o sartén gigante y material para cocinar. Comíamos y cenábamos más 50 personas en pleno verano.

Y yendo a comer a cualquier restaurante, comprobé que casi ninguno cocina con tanto sabor como yo le daba a mis guisos, demuestrándome que la consigna de mis acosadores siempre ha sido hundirme por saber cocinar ofreciendo sabores y así dejarme fuera de la riqueza que me corresponde. 

En la playa hacía tortillones de patatas cuyos aromas atraían a amigos y bañistas, y me vi obligado a hacer más tortillas para la gente que me traían su material para hacerlas. Y como tenía todo el día en la playa para disfrutar, pues entre tintos de verano y cervezas disfrutaba como un loco vengándome de los malos tiempos.

Los días que hacía una paella para mí y la docena de amigos y amigas que nos habíamos conocido formando un grupo en la playa, siempre se acercaban un variopinto número de personas trayéndome arroz y paelleras para que hiciese más paella para todos.

Esto es un ejemplo que escribo para los amigos del Valle de Chistau, que la cocina es como la música, la práctica hace al maestro y al chef, y no las estrellitas Michelín. 

El músico copia de otras músicas hasta que se ve capaz de componer  detalles que diferencian su música de la que le sirvió para aprender. Y ese simple hecho es una genialidad.

La genialidad no necesita de reconocimientos institucionales, pero eso agradecerá tu negocio para atraer comensales de la misma forma que yo hacia en la playa. 

Ya os he contado cómo me llegaron a acosar en otros tiempos para que no llegara a cocinar. En realidad nunca tuve intención de ser cocinero sino trabajar en el cuarto frío y convertirme en jefe de partida, no en Chef. 

Y ahora que en la hostelería pagan sueldos miserables, me la suda por completo, ya que a mí nunca me dieron una oportunidad. Y cada vez que mi padre o mis familiares quisieron montar un restaurante, consiguieron mi ayuda y trabajo  porque intercedió mi madre para que los ayudase, a pesar de que yo sabía que sería excluido para después echarme.

Que se jodan si el negocio se hundió cuando me echaron. Nunca necesité sacarme un título universitario para tener grandes conocimientos de economía. Aprendí yo solito cuando me hicieron abandonar por dos veces mis estudios de Contabilidad en el instituto sufriendo la hipocresía de lameculos y profesores hipócritas.

La cocina es práctica y cuando se dejan las prácticas por décadas, los detalles se olvidan, y más cuando se sufre acoso y presiones, que se ve claramente cuando uno hace una paella, que sale cruda o pasada. 

Pues los acosadores necesitan eso para decirte que eres muy malo cocinando con el objetivo de impedir que evoluciones y cocines bien, y tener el poder de discriminar porque estás en su terreno.

En el Valle de Chistau he comido de todo bueno y he saboreado algunas malas. Pero nunca he recriminado a nadie que haya cocinado mal porque sé que otros días ha cocinado muy bien. 

Yo he reaprendido a cocinar de nuevo para saborear buenos sabores, y en vez de engordar he ido perdiendo kilos, porque la comida bien cocinada produce buena alimentación y no engorda. Si engorda es porque está mal cocinada. 

Quizás dirás que esto es un puñetero cuento, pero yo sé que no tienes ni puñetera idea de mi vida.


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Las perfomances secretas que experimenté en el Valle de Chistau

 Os quiero hablar de mis secretos de perfomance física de carrera que logré experimentar en Chistau. Algunos sabéis que para entrenar tenía ...