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jueves, 15 de febrero de 2024

La cueva que guarda mi dinero en el Valle de Chistau

Sé que no os lo váis a creer pero cuando yo trabajaba en la ermita Virgen de la Plana, nunca me fie mucho de Ibercaja, que es donde me obligaron a sacar una cuenta para cobrar por esos trabajos. 

Soy de los que piensan que si los bancos no sirven para ser la cueva de mi tesoro, ni se puede confiar en los bancos ni en los banqueros.

A mí me hubiese gustado invertir, pero no me dieron una cultura para invertir, sino la promesa de una vida de dedicación a la hostelería donde yo sería el administrador de mi hacienda, que por algo me obligaron a estudiar Contabilidad con dieciséis años cuando yo quería estudiar solfeo y ser músico.

Me gustaba mucho subir corriendo por Feneplán a través de Crabils y Serveto para acaparar el inmenso paisaje del Macizo de Cotiella. 

Me gustaba mucho subir a la Coll de Sahún y me hubiese gustado vivir allí, en el refugio Marradetas, además que era mi favorito para llevar un ritmo de carrera muy bueno para la cadera cuando se ponía empinado.

Y me gustaba mucho subir por el río Cinqueta para ver las acampadas en la campiña hasta el refugio de Biadós. Pero no tanto como los otros recorridos. 

Me gustaba mucho ascender por el Cinqueta porque yendo para Biadós, descubrí una mini cueva por los alrededores del desvío a Les Plans, donde fui escondiendo un tesoro en monedas grandes que fui acumulando durante años, justo en ese lugar por donde cruzan las serpientes.

O sea que, tengo una mini cueva del tesoro en el río Cinqueta donde acumulé monedas, cuya entrada se ve en épocas que el caudal tiene una medida, no más que esa medida, que solo yo sé cuál es al pasar por el Puen del Molin y ver el caudalímetro o medidor del caudal del Cinqueta.

Conozco perfectamente el punto por una roca rara que se ve al otro lado de la ribera, que durante los meses de floración queda oculta por la maleza en la mitad, mientras la otra mitad se mantiene bajo el agua la mayor parte del año, excepto en época de sequía.

Tener dinerales por algunos sitios en lugares concretos de la geografía siendo un viajero, ayudaba a salir de frecuentes necesidades cuando los bancos hacen caja con nuestros dineros.

Ignoro cuántas monedas acumulé. No creo que sean un tesoro muy atractivo para los cazatesoros, ni para los ladrones  que busquen robar unas cuantas monedillas de 100 y 200 pesetas.

Si fuera la Casa de Papel y Timbre la asaltaba para fabricarme unos cuantos milloncetes. De algo tendría que servir estudiar en ingeniería diseño y delineación. 

Parece que me robaron la idea para rodar una serie de impacto. Ya se me ocurrirá algo para invertir.



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