lunes, 31 de octubre de 2022

La hechicera del Sol de Mediodía, Pirineos valle de Chistau, Huesca

Un recorrido que me gustaba muchísimo en mis entrenamientos y que se asemeja al cross era correr hasta el puente de Plandescún por el carril de las piscinas por aquel lado del barranco de Lisé.

Había épocas que no podía pasar por la crecida del río o que los barrancos que bajaban de la zona de Mediodía y el ibón llevaban mucha agua y no podía saltar ni salvar.

Como fuere, cuando hacía bueno, me encantaba volar por ese recorrido, esquivar y saltar todo tipo de obstáculos a 18 o 20 kms por hora. 

Siempre había un obstáculo que provocaba que mi crono no marcase lo que yo quería. Resbalones, equilibrios en la zona de piedras, parar para salvar con garantías la zona de barrancos por donde discurría el agua al Cinqueta, etcétera.

Todos estos contratiempos no me desanimaban en mis experiencias y enriquecían mis conocimientos de competición.

Otro contratiempo que me dejó perplejo y no solo una vez, fue doblar una curva de las que hay por ese carril y encontrarme de frente a Pilarica, decirme hola y yo corriendo como un demonio lleno de barro pasar por su lado saludando con el brazo levantado desapareciendo en la siguiente curva.
 
Sinceramente llegué a pensar que Pilarica era una hechicera del valle y se me aparecía por donde menos la esperaba.

Sé que Pilar tiene un corazón enorme y es una persona muy protectora. Tiene tierras que atesora por encima del lavadero heredadas de su madre.

Sabemos que vive en una casa humilde, un edificio clásico con fachada de piedra adosada a casas vecinas. Y siempre la ves con sus gafas de lectura y una llave de hierro de gran cerradura, de la puerta de entrada de su casa.

Se que le encantan las estampas y los calendarios y siente gran curiosidad y admiración por personas de su entorno. Por eso me la encontraba caminando sola en medio del paisaje por cualquier camino.

Me costaba oírla con esa vocecilla de trompeta porque una de sus pasiones es conversar además de leer los periódicos a ciertas horas de la tarde esperando que alguien la invite a un café.

Así que una vez que yo retornaba de Plandescún lleno de barro, con las zapatillas mojadas y embarradas tras pasar por la peor zona del carril, no podía aguantar y me paré a orinar en el recorrido donde la maleza envuelve por completo.

Me subí la nalga y me puse a orinar. De repente, a treinta metros por la siguiente curva vi unos pelos y una cabeza que venía andando por el camino. Me recogí la nalga enseguida y me puse a correr.

Enseguida apareció Pilar y al cruzarnos me dijo hola y yo levanté el brazo saludando, echando a correr que me las pelaba, aguantando no haber orinado lo suficiente.

Miré en mi crono dos minutos desde que pasé por el lado de Pilar, un árbol, me bajé la nalga y terminé de orinar allí dolorido y desmayado. 

Otras pocas veces me la encontré caminando por la carretera en el momento que yo cogía el desvío de subida a Crabils para subir por Serveto a La Poma o desviarme antes hacia Gistaín por el barranco Foricón.

En el bar algunos le gastaban bromas pesadas. Se levantaba de la mesa y le escondían las gafas o la llave de hierro de la puerta de su casa.

Trastornada pedía que le devolvieran. Nerviosa a su pesar buscaba por los entresijos del bar y a veces la encontraba. Si no, la broma llegaba demasiado lejos y ella salía del local y al rato volvía a entrar. Los bromistas entonces habían devuelto alguna de sus preciadas cosas a su lugar.

No me gustaba la broma pero a veces, solo a veces, me hacía reír. Y un día se me ocurrió presionarla delante de personas que solían gastarle bromas. 

"Pilar, para qué quieres tus tierras?. Regálame tus tierras. Para qué quieres tu casa?. Regálame tu casa y reconstruyo una nueva." 

- "Ay, no. Que no!. No vendo nada. No se vende."

Me puse tan pesado que la pobre mujer no tuvo capacidad de reacción. 

"Pili, me dejas tus tierras, las vendo y nos hacemos millonarios." 

Seguí presionando como un especulador sin escrúpulos.

Y ahí terminó todo. Algunas personas que le gastaban bromas alzaron su voz y la defendieron del acoso y de mis risas. 

"Bernabé, deja a Pilar en paz. Que la dejes en paz te digo!."

Y yo erre que erre: "Pilar, pásame tus tierras y tu casa, la vendo y nos hacemos ricos."

Me hicieron callar. No iban a dejar que la atormentase con hacerla millonaria con mi tontería especulativa.

Pilarica es una hechicera buena, un hada protectora de personas, casas y haciendas.

La hechicera del Sol de Mediodía

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