Pepe se propuso hacer cambios en el entorno de aquellas antiguas bordas. Necesitaba elevar en un piso el entorno del gallinero para tener un almacén. O arreglar la pared de un antiguo muro que se convertía en un río de agua toda vez que llovía.
Pues allá trabajamos Pepe, el Gallego y yo en aquella obra. Lo primero fue reparar aquel muro y lo que hicimos fue echar abajo el viejo.
El Gallego subió la "Maquineta" con todos sus recambios y yo le seguí con el jumper. Una vez arriba, con la piqueta empezó a desmoronar el muro. Yo estaba a pie del muro para apartar piedras que estorbaban a la piqueta.
Cuando empezó a demoler fuí atacado por un numeroso grupo de abejas que salían del muro. Salí por patas porque me habían picado dos y me persiguieron un buen trecho.
No entendí porqué al Gallego no le picaban si estaba siendo el agresor. Me dolía mogollón la cara y la sabía desfigurada.
Pepe me mandó ponerme para ayudar a despejar de piedras el muro diciendo que ya no había.
Me volví a poner y de nuevo fuí atacado. Salí pitando de allí, me había picado otra abeja y al agresor ni lo rozaron.
Me fuí al lado de Pepe encima del terraplén y el Gallego se las arregló solo con la maquineta.
Pepe me dijo que estaba muy guapo y yo imaginé que había visto la película "El hombre elefante."
Según decía, las abejas se metían en los agujeros del muro para estar fresquitas. Imaginé poner un letrero "Desahucio inminente". Las desahuciamos sin avisar.
Después me contó que su hijo, el famoso McRae, tenía por encima del terreno panales de abejas. La miel se había convertido en un negocio lustroso en Chistau no hacía mucho tiempo. Llegó un señor proponiendo y proporcionando panales y algunos habían accedido al negocio.
Todavía me acuerdo cuando aparecieron los guardias franceses del parque Midi Pirynées por enésima vez. Pyros, el oso más hermoso del Pirineo, en teoría atacó los panales en el collado de La Cruz. Solo encontraron una huella de oso. Qué raro!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario