martes, 26 de septiembre de 2023

La Orquestina del Fabirol y la Ronda de Boltaña

Para quien no lo sepa, yo nací con deficiencia auditiva, aunque se me quedó grabado lo que me contó un supuesto entendido "Tu minusvalía lo causó... Seguro que has pasado por una."

Y esto es lo que fui contándole durante décadas a la gente pesada que siempre busca ponerme algún mote imposible.

Lo de nacer con hipoacusia severa lo explico de forma realmente fácil y realista. Uno ve las teclas de un piano de cabo a rabo, o conforme las visualiza de izquierda a derecha en el sentido de como leemos. 

De graves a agudas se comprende que todas esas teclas del piano representan el espectro del oído de una persona normal. 

Si lo comparamos por ejemplo con la franja auditiva de un perro, un gato o cualquier otro animal común, todas esas teclas del piano se quedan cortas, lo que da a entender que el ser humano padece discapacidad auditiva.

Así que bienvenidos a mi mundo donde sobran casi el 25 % de las teclas del piano más agudas. 

La primera vez que oí música autóctona del Sobrarbe creo que fue de un disco lleno de signos que podía leer "La Ronda de Boltaña."

La primera noche en Plan la dormí en la puerta de la farmacia porque no tenía ni idea dónde estaba. 

Quién iba a pensar que la mujer de cabellos largos junto con la rubia que me despertaron para preguntar si estaba bien, era Elena Requejo, voz e intrumental de "La Orquestina del Fabirol", grupo del que también había visto bellas portadas de discos encuadernadas con todo tipo de símbolos celtíberos y lujo de detalles.

Con la música me ocurre una cosa importante que pasa desapercibida. Impedido de entender las letras que se cantan, el sonido de las palabras suena como un instrumento que acompaña el compas de los mismos sin importar lo que digan.

Tan solo me dejo llevar por las ondas musicales que me procuran ensoñación. Y cuantas más ondas musicales atrapan mis oídos, más buena y más calidad tiene para mí la música. Es como una forma de autismo musical. Una canción que no suena bien ni me hace soñar simplemente la considero chatarra. 

No hubiera podido soportar la voz de Pepe Ruchè cantándome al compás del disco de La Ronda de Boltaña soñando en el bar. 

O el concierto entero que me tragué de la Orquestina del Fabirol en el castillo de Aínsa aquel día que Roberto y su señora me invitaron a ir con ellos. 

Cómo soportar aquel precioso cantar de la chica de San Juan de Plan con sus coplas a viva voz en mi primer San Mamés.

Aunque me sienta desorientado la música me hace soñar. No importa si entiendo o no lo que expresan las palabras. Lo más importante es el contenido, la voz como un gran instrumento en el conjunto de la orquesta.

Cómo iba a entender los cantos de los fabiroles si no sé aragonés ni capto lo que dicen las palabras en castellano?. 

Soy un soñador. No me pongas chumba ni música chatarra. Corres el riesgo que cualquier día tome represalias que no te van a gustar. 




"... quién me iba a decir que un maldito pantano ayayay mi casa iba a naufragar..."



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lunes, 25 de septiembre de 2023

Los agradecimientos a la vida y al amor verdadero

Hace tiempo que no escribo en este blog de Cuentos de Chistau pero quiero que sepáis que no he dejado de escribir otras cosas en los veinte blogs que tengo.

Estoy escribiendo una novela de Spaghetti Western que en varios capítulos aparece el Valle de Chistau con nombres vaqueros de supuesto lejano y salvaje Oeste, ya que lo he mamao en el Barrio Alto de Almería, en la calle Martínez donde nací y en los desaparecidos Monumental Cinema y terraza Oriente donde recién estrenaban estas películas de serie B, de Tabernas a los cines almerienses y después al resto del país.

Llegué a tener de amigos a varios actores de Spaghetti Western que con el tiempo llegaron a ser importantes de los que ya no recuerdo su rostro cuando se interpretaban a sí mismos en la vida real. 

Uno de ellos llegó a ser Fernando Sancho Les, un aragonés más agrio que un bocadillo de mantequilla con azúcar, individuo que me hacía reír mogollón en las películas haciendo de "malote, malo pero malo" con pinta de ser gordo, tonto y socarrón.

Habían otros más pero de niño solo recuerdo chavales tonteando con chavalas que con los años se han convertido en verdaderas leyendas cinematográficas de un cine que en aquellos tiempos era vilipendiado por las autoridades.

No os voy a mentir, pero en mi novela de Spaghetti Western los que hacéis política en los pueblos del Valle sois los malos malísimos que se enriquecen a costa de los ciudadanos robándoles los negocios, controlando el juego del casino del salón, y concentrando un montón de pistoleros mercenarios que por supuesto, son perros de su amo que no tienen ningún problema en liarse a tiros agujereando todo lo que esté a su alcance.

Mientras escribo, en la vida real estoy entrenando con mucho más conocimiento y saber que estos años atrás, que sufrí la ignorancia de los fisioterapeutas a los que acudí y de los libros que leí investigando precisamente, un problema que me había provocado un fisioterapeuta. Entre todos me han tenido totalmente confundido.

Mientras me contaban que mi problema procedía de un sitio, fui descubriendo que procedía en otro. Y que los ejercicios que me asignaban para curarme me perjudicaban. 

Un individuo fisioterapeuta, la más alta autoridad en su campo en la universidad, ha quedado part mí como un auténtico pelele.

Supuestos expertos en yoga de los libros que consulté, han quedado para mí como auténticos idiotas. 

Verás que sale un idiota a decirme que no hay que generalizar. Será hipócrita!.

Me recuerda a muchos licenciados universitarios en Ciencias del Deporte. Obtuvieron la licencia corriendo una milla en 15 minutos. 

Luego han ido a correr a competiciones oficiales pensando que iban a barrer. 
La última vez que los vi corrían para que no los atrapara el "coche escoba."

El típico Spaghetti Western de la vida es más amplia que quienes filosofean con los títulos deportivos obtenidos en un aula. 

Están los que acosan con el culo escocido locos por meter en mi casa a su hermana o su prima. 

No escatiman medios para "robarme". 

Una vez que vino un fontanero a un arreglo oficial, tuve que dejarle una llave inglesa. Yo tenía dos llaves inglesas, una más grande y otra mediana. Cuando terminó y el fontanero se fue, yo tenía dos llaves inglesas del mismo tamaño y número. Mira que estoy tonto comprando dos llaves inglesas del mismo número.

En los tiempos que trabajaba en Plan, tuve mis primeros teléfonos móviles. 

No sé si se acuerdan de Moviline. Compré un móvil con antena precioso. Lo tenía guardado en uno de los cajones del armario cuando me dieron la casa nueva. Recibí unas visitas a mi madre por parte de familiares y el teléfono desapareció por arte de magia. No hay forma de que yo lo encuentre dentro del armario.

Cuando alguien me ofrece a su hermana o su prima, ya les digo que "la dejo entrar por la puerta con el peligro de que salga por la ventana." 

Me dicen que soy muy violento. No les parece violento intentar entrar para cambiar mi forma de vivir y mis objetivos queriendo adueñarse de mi casa. 

Podían haberse adueñado de mi tienda de campaña en otros tiempos pero se ve que eso no les interesaba.

Vosotros los del Valle de Chistau, ya me conocéis. Nadie os puede decir mucho más precisamente porque no sabrá más de lo que sabéis vosotros. Y si saben algo más, tened cuidado. Dad por seguro que se lo habrá inventado.

El nombre de mi libro de Spaghetti Western tiene algo que ver con la palangana, un debate que tuve no hace mucho con un paisano de Almería. Por eso no os digo el titulo 🤣🤣

Si queréis preguntarme algo más, os dejo con mis representantes aquí abajo ⬇️⬇️⬇️⬇️⬇️ Hablad con ellos!!.

Las perfomances secretas que experimenté en el Valle de Chistau

 Os quiero hablar de mis secretos de perfomance física de carrera que logré experimentar en Chistau. Algunos sabéis que para entrenar tenía ...