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martes, 11 de noviembre de 2025

Mis relaciones personales en el Valle de Chistau

La última vez que me pegaron, tenía 21 años, y fue por culpa de una mujer, que a lo largo de mi vida me ha estado acosando porque nunca aceptó perder. 

En mi casa tengo mucho tiempo para reflexionar, escribir y observar las cosas que me han ido sucediendo.

No he tenido relaciones privadas con nadie. Llegado el momento me cerré del todo, pero eso no impidió que sufriera agresiones.

Un día había quedado en el bar habitual para verme con mi padre, entró una mujer negra, habló con el camarero, me miró y vino directamente hacia mí. 

Entró en mi zona personal buscando ser mi pareja, y yo le regalé nones como  bidones. 

Ella me agarró del pescuezo bien fuerte y me suplicó para ser su pareja.

Me deshice de ella y cambié de mesa. ¡La eché!. Y casi se puso a llorar. 

No fue la única vez que me ocurrió. Yo no la conocía de nada. 

Muchas veces me he puesto a pensar por qué me ocurren estas cosas.

Sé que hablo otro idioma que no todo el mundo habla.

Lo que para la mayoría resulta normal para mí es chocante.

En Plan también sufría lo mismo. 

Alguna pared sensorial define mis reservas y toma mis decisiones.

Lo que para cualquiera es normal, para mí es motivo de alarma. 

Tantas cosas que nos enseñaron en la escuela nunca sirvieron de nada en la vida real.

No es lo mismo entender una frase bien expresada que entender un galimatías.

Después están las personas que no quisieron perder su estimado tiempo y optaron por invadir mi zona de confort.

"Rápido... Rápido... Que el Sol se está hundiendo y tú cada día eres más viejo". 

Si me cuesta entender una frase hablada y lo saben. ¿A qué juegan?. 

Nunca he tenido mucho dinero. 

En mi idioma no existe, que yo tenga que poner mi dinero, a disposición de mi pareja o mi amante. 

Nunca fue difícil llegar a mí. 

Solo que las personas que lo intentaron no dedicaron su tiempo a conseguirlo. 

No aprendieron mi idioma ni fueron capaces de desactivar mi alerta sensorial.

¡Querer no es poder!. 

Mi dinero es mío y el dinero de mi trabajo cuando lo he tenido también.

Nunca se lo he dado a nadie.

Estuve décadas sin llorar hasta que me hicieron llorar durante años.

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